La recta final del 2014 está cerrando con una economía que no genera los empleos esperados y el bienestar de las familias mexicanas será para otra ocasión.
Los ciudadanos nos enteramos que algunas regiones del país se han convertido en cementerios clandestinos que evidencian un rotundo fracaso de los programas de seguridad pública del gobierno.
Los casos de los jóvenes acribillados en Tlataya y los normalistas desaparecidos de Atyozinapa, evidencian la flagrante y sistemática violación de los derechos humanos en el país, situación que pone entre dicho la imagen del Gobierno de Enrique Peña Nieto a nivel internacional.
Es preocupante enterarse que hay regiones y municipios en donde el narco prácticamente manda con la anuencia de funcionarios públicos que simulan gobernar para el pueblo.
A la administración de Peña Nieto se le empalman problemas y los movimientos sociales encuentran puentes de comunicación para generar protestas con resonancia nacional.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos considera que la eficacia de la aplicación de las políticas públicas del gobierno está cuestionada.
A unos meses de iniciar formalmente las elecciones, el ambiente social y político se encrespa en el país con una antesala electoral cuya imagen de la clase política se encuentra en una severa crisis.